Flujo Mundo: somatizaciones cromáticas de un bestiario virtual

Flujo Mundo:
somatizaciones cromáticas de un bestiario virtual


La tía sonriente  (2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
La tía sonriente 
(2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)

[Un] principio, el de ahondar en la percepción, se encuentra presente en Flujo Mundo y Media Star (2013-2017), esta última una serie con la que las nuevas obras se encuentran emparentadas. En las piezas de ambas series las vibraciones cromáticas irregulares y el dinamismo del entramado lineal aparecen como campos de fuerzas o flujos energéticos que representan el sistema virtual, digital y mediático de redes que actualmente coexiste con la realidad cotidiana.

Ula-ula (1994, temple sobre tela, 100 × 95 cm, serie Poetisa)
Ula-ula
(1994, temple sobre tela, 100 × 95 cm, serie Poetisa)

Ser (1998, temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)
Ser
(1998, temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)

Si en Ula-ula (1994) el pintor aplica la economía de recursos para lograr una representación con humor por su sentido lúdico, Ser (1998) puede ser vista como una representación interior asistida por una solución formal que se separa de la estricta figuración y consigue articular, mediante una acumulación de intención dibujística, una imagen indeterminada y sugerente, una “imagen en construcción” (Rébora). 

Botarga (2018, óleo-temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)
Botarga
(2018, óleo-temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)

Botarga (2018), por otro lado, lleva el humor impregnado en la pieza de 1994 al terreno de la caricatura –piedra angular del sentido gráfico, como lo denomina Erik Castillo, de la producción del artista–. Esa especie de actualización del legado de la caricatura a través de la pintura es tan sólo uno de los aspectos que acercan el trabajo de Rébora a la producción de otro artista de origen tapatío: José Clemente Orozco. La singular Botarga pertenece a un conjunto de piezas realizadas entre 2017 y 2019 en las que se revisita el sentido erótico que ha marcado el conjunto de la obra de Rébora y que define La Niña Precoz, una de sus series más consolidadas.

Atardecer (2018, óleo-temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)
Atardecer
(2018, óleo-temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)
Sin título (2018, óleo-temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)
Sin título
(2018, óleo-temple sobre madera, 50 × 40 cm, sin serie)

Dichos aspectos se encuentran en juego en Flujo Mundo. En estas nuevas piezas se puede apreciar el particular humor irónico cercano a la caricatura, así como la carga erótica y el sentido corporal de la pintura. En ellas también se consigue una representación que, a través de recursos formales, busca establecer la emancipación respecto a la realidad y presentarse como indeterminada, en construcción.

¡Pst! (2018, temple sobre tela, 70 × 60 cm, serie Flujo Mundo)
¡Pst!
(2018, temple sobre tela, 70 × 60 cm, serie Flujo Mundo)

La Mendoza (2018, temple sobre tela, 80 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
La Mendoza
(2018, temple sobre tela, 80 × 90 cm, serie Flujo Mundo)

Otro rasgo orozquiano en la obra de Rébora es el enfrentamiento del individuo con las, al parecer, inconmensurables condiciones adversas de la realidad. [...] La base conceptual de Media Star plantea una situación [...]: la de la figura humana envuelta y desdibujada en un entramado virtual que parece suplantar a la realidad misma. Como Castillo señala, en esa serie el artista se aproxima a algunos dominios temáticos entre los que recalca la idea del presente considerado como época “del yugo mediático, el atisbo del aspecto entrópico de la experiencia, las consecuencias de la crisis del cuerpo”. 

Montaje (2018, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)
Montaje
(2018, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)

Soltera (2018, temple sobre tela, 80 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Soltera
(2018, temple sobre tela, 80 × 90 cm, serie Flujo Mundo)

En Flujo Mundo el escenario es diferente. En las pinturas más recientes persiste el entramado cromático de redes o flujos virtuales de Media Star. No obstante, la figura humana resurge con mayor claridad, como sucede en Montaje (2018) y Soltera (2019). Esos atisbos de representación corporal que rompen con la trama cromática, así como el descubrimiento dentro de esos campos de energía del momento erótico o del humor, son señales que ponen límites a tales redes de control y anuncian la posibilidad de resistir y desprenderse de ellas.

Daniel Garza Usabiaga[1]


Robusta (2019, temple sobre tela, 80 × 95 cm, serie Flujo Mundo)
Robusta
(2019, temple sobre tela, 80 × 95 cm, serie Flujo Mundo)

Encuentro que la de Roberto Rébora ha sido una búsqueda constante; en el caso de la serie que marca un antes y un después en el conjunto de su obra, Media Star, esa búsqueda se ha resuelto en una ruptura con sus figuraciones anteriores; fuga de la figuración para volver a los elementos primarios de la pintura: el color, la línea, pero sobre todo la luz... Luz que emana de la arquitectura de los cuadros proveyéndolos de una significación particular.

Medina (2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Medina
(2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Las uñas de Madame Poupoule (2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Las uñas de Madame Poupoule
(2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)

En sus cuadros más radicales, Media Star desplaza la figura del campo de acción del movimiento plástico. La figura adquiere una función significante que va más allá de los resplandores últimos, o de las configuraciones espaciales, que persigue esa serie.

Emisor (2014, temple sobre tela, 250 × 185 cm, serie Media Star)
Emisor
(2014, temple sobre tela, 250 × 185 cm, serie Media Star)

Rébora se atiene en esos cuadros a tres elementos principales: la línea, el color y la luz para dar como resultante una negación de sus soluciones plásticas anteriores: la no-forma. La no-forma vendría siendo, en todo caso, una designación para los sentidos y, en última instancia, una habitación para el espíritu. [...]

Crepúsculo (2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Crepúsculo
(2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Ave y propiedad II (2019, temple sobre tela, 80 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Ave y propiedad II
(2019, temple sobre tela, 80 × 90 cm, serie Flujo Mundo)

Flujo Mundo, dos sustantivos que parecen opuestos entre sí a pesar de su evidente tautología. El mundo es lo que fluye, el mundo es lo que cambia; sin embargo, permanece estático, en sus giros incesantes, frente a nuestra mirada atónita. Rébora, en estos cuadros, sigue la estela de Media Star, pero ha flexibilizado las líneas compositivas de sus construcciones más rigurosas. Las figuras han reaparecido en cuanto anomalías, o evidentes distorsiones de un programa que tenía como cometido la revelación del instante. La gestualidad retorna con la figura y lo que antes eran construcciones arquitectónicas precisas se vuelven ahora solicitudes cromáticas de un bestiario en cuyo centro gravita de nueva cuenta una preocupación por lo humano.

Mondriana (2019, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)
Mondriana
(2019, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)
Morrison (2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)
Morrison
(2019, temple sobre tela, 100 × 90 cm, serie Flujo Mundo)

Plastas de color y anarquía, donde aparecen rostros que no podemos identificar porque se encuentran tan difuminados o insinuados como literalmente ocurre con los sueños cuando éstos se recuerdan. Somatizaciones en rojo, anaranjado o cian, donde un elenco traído de los burdeles de Toulouse-Lautrec y de las ensoñaciones pesadillescas de Daumier nos acecha con un arsenal de preguntas. [...]

Yolis (2019, temple sobre tela, 80 × 95 cm, serie Flujo Mundo)
Yolis
(2019, temple sobre tela, 80 × 95 cm, serie Flujo Mundo)
Voyeur eléctrico (2018, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)
Voyeur eléctrico
(2018, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)

Somos anomalías dentro de un proceso constructivo que se detiene o se verifica en el interior de un cuadro. El cuadro contiene el macrocosmos y, más que una aspiración, es un lindero, una arquitectura posible que, en el momento de desprenderse de sí misma y desnudarse, muestra lo que es.

Gabriel Bernal Granados[2]



Sra. Finkestein (2018, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)
Sra. Finkestein
(2018, temple sobre tela, 160 × 180 cm, serie Flujo Mundo)





[1] “Flujo Mundo”, en Roberto Rébora, Flujo Mundo, textos de Daniel Garza Usabiaga y Gabriel Bernal Granados, trad. Adriana Díaz Enciso, México, Fundación Black Coffee Gallery-Museo Internacional de Arte-Universidad del Claustro de Sor Juana, 2019, p. segunda de forros y 1, cuadernillo de exposición de obra.

[2] “Reverberaciones”, en Roberto Rébora, Flujo Mundo, pp. 4-5.

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