La Niña Precoz: el trazo de Roberto Rébora y su santa perversidad

La Niña Precoz:
el trazo de Roberto Rébora y su santa perversidad


La niña precoz  (1993, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)
La niña precoz
(1993, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)


Los impulsos gestuales del pincel que viola la blancura del papel y el cuerpo de las niñas en los monotipos de Roberto Rébora también sacuden el pudor del observador con una inconmensurable sagacidad y penetrante sutileza. Me regocijan tanto en su belleza, espontánea, como en el laberinto de obscenidades audaces y atrevidas que contienen las figuras que el fingimiento inteligente provoca en un simulacro elevado de la pasión erótica. Si el expresionismo delata la fuerza creativa del pintor, hay otros en quienes, como Rébora, Grosz, Beckmann, Klossowski, Cuevas, al contacto del pincel y el derramamiento de tinta se inicia una faena entre el estremecimiento del propio pintor y la imagen que empieza a hablar por sí misma, que desea alcanzar su forma sublimada total, jamás vista: la obra de arte. Rébora pinta deambulando por el enigma que ve aparecer frente a sus ojos (en blanco) teniendo la obscenidad como cómplice. “El mal, fiesta a la que me invito solo, donde rompo a más no poder el lazo que me liga a los demás”, como empieza Bataille su libro El pequeño.

Trampolín (1993, monotipo, 40 × 50 cm, serie La Niña Precoz)
Trampolín
(1993, monotipo, 40 × 50 cm, serie La Niña Precoz)

A diferencia de las niñas de Balthus, sobadas por la estrategia de sus posturas y clara disposición en la quesque ausencia del voyeur en las soleadas y solitarias habitaciones afrancesadas, las niñas precoces de Rébora estiran su adolescencia con la flexibilidad de la goma para ofrecerse a cualquier demanda o sometimiento al que las aprecie. Casi como si le escupieran en la cara al que las contempla en su escala de ninfa... su cabezota con cuerpito. Rébora pertenece a esa serie de artistas sensualotes que sudan legitimidad precisamente por la libertad del trazo, lo enigmático divergente de la racionalidad del mercado. La pureza de su espíritu y santa perversidad.


Juan José Gurrola[1]



El gato (1993, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)
El gato
(1993, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)

[E]n las obras de la serie La Niña Precoz la línea cumple la función de ambiente en la narrativa y en la poesía, es decir, en la literatura; opera como un disparador que pone en marcha un mundo diegético: la acción de la línea no es representar, sino provocar una dimensión interior del dibujo y de la pintura. Cada gesto del pincel y de la línea contribuye a construir un ambiente, una situación. La línea hace emerger el espacio y un conjunto de disparadores inferenciales latentes, los cuales configuran una sintaxis posible y una narración. El espacio, asimismo, se desplaza de la superficie soporte de la imagen al plano dentro de la imagen, de tal manera que en esos dibujos el plano de la pintura es ya de por sí el espacio diegético de la imagen.

Entonces, en esa serie se instaura un dominio de percepción alterada que corresponde, precisamente, con la imagen que emerge en ese espacio. En La niña precoz, obra que da nombre a la serie, sobre la esquina de una cama aparece la figura de una niña, desnuda, con una cabeza desproporcionada. La cama está dibujada con muy pocas líneas, como si la intención del autor fuera no dibujar la cama sino sugerir con mínimos trazos la idea de una cama. Y, más que una niña, pareciera su intención dibujar la idea de una niña desnuda para generar no una representación sino una situación inusual, extraña.

¡Ven! (1994, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)
¡Ven!
(1994, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)

De esa manera, el resultado de la conducta de las líneas es, por una parte, un universo diegético que demanda la intervención del espectador para completar la imagen de una niña desnuda en una cama en una habitación; y, por otra parte, esa imagen funciona como disparador inferencial sobre la escena, lo cual provoca aún más la participación activa del espectador al involucrarlo con la sensación anormal que implica la imagen: no la sensación de estar mirando a una niña desnuda, sino de pensar en una niña desnuda. Una constante en la obra de Rébora es hacer explícita la necesidad del espectador, no para decodificar una obra sino para terminar de construir la imagen. Por ello, esa serie funciona no solamente en el ámbito de la representación, sino también en el dominio del diálogo con el espectador. Y un poco más, funciona como un objeto que hace algo al observador. [...] los recursos de la figura son empleados para presentar conceptos e ideas que llevan a la reflexión sobre la corporalidad de la experiencia sexual y de la experiencia en general.

Tres (1994, monotipo, 40 × 50 cm, serie La Niña Precoz)
Tres
(1994, monotipo, 40 × 50 cm, serie La Niña Precoz)

[...] Así, en los dibujos de la serie La Niña Precoz la mirada funciona como mecanismo de deseo, hace emerger lo no dibujado en la medida en que lo mantiene ausente pero con una presencia latente. La presencia y la ausencia coinciden consigo mismas, como si aspiraran a realizarse, y el deseo es la tensión que las mantiene juntas pero sin confundirlas.

[...] Precisamente, la perversión sexual como campo de conducta alterada, de lo no permitido a partir de lo socialmente sancionado, hace que [los] dibujos de la serie aludan, más que a actos realizados, a las formas de pensar la sexualidad. La perversión sexual así concebida permite al artista ofrecer un ensayo sobre los grados de tensión y la fuerza que constituyen el deseo erótico. Pero en los dibujos de La Niña Precoz aparece, sobre todo, la idea de que el deseo orienta nuestras conductas y nuestra percepción, de tal manera que averiguar qué da origen a ese deseo es una manera de indagar sobre nuestro apego y nuestra hambre por las experiencias de cada día.


Jorge Contreras[2]



La zorra  (1994, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)
La zorra
(1994, monotipo, 50 × 40 cm, serie La Niña Precoz)







[1] “Los impulsos gestuales del pincel”, en Roberto Rébora, Materia y discurso de fe / Matter and Discourse of Faith, p. 79.

[2] “Retrospectiva”, en Roberto Rébora, Materia y discurso de fe / Matter and Discourse of Faith, pp. 86-94.

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