Monocromáticos: expresividad sensorial e imaginativa abierta al exceso

Monocromáticos:
expresividad sensorial e imaginativa abierta al exceso



Línea  (2001, temple sobre madera, 100 × 60 cm, serie Monocromáticos)
Línea
(2001, temple sobre madera, 100 × 60 cm, serie Monocromáticos)

Roberto Rébora gusta preferentemente del óleo, material de la carne, de la interioridad y de la vida. Material que no sólo expresa las sutilezas del ver, sino que, en el caso de nuestro artista, le rinde tributo al tacto y en general al sentimiento. Dan constancia de ello [los temples de la serie Monocromáticos]: texturas perladas, campos de luz que abren y ensanchan el campo visual, tonos y medios tonos que dan perspectiva atmosférica y profundidad a los cuadros.


Clan  (2003, temple sobre madera, 80 × 60 cm, serie Monocromáticos)
Clan
(2003, temple sobre madera, 80 × 60 cm, serie Monocromáticos)

Y el color. Un color que con su liviandad contagia al trazo constructivo haciéndolo compartir el festín plástico. Sobreponiéndose una y otra vez al apocalipsis circundante, Rébora busca, con su pintura, la restitución de la expresividad sensorial e imaginativa que le abre las puertas al exceso.

Telas, lienzos, maderas que encarnan el entrecruce cotidiano de los hombres entre sí y con las cosas. El individuo, la masa, lo que brilla con luz propia y lo opaco homogéneo, la naturaleza primaria y el mundo artificial... para qué describir. Hablamos simple y llanamente de cuadros ricos en acontecimientos inesperados, en detalles magnificados, en parajes plásticos abigarrados y habitados por personajes sorprendidos por la mirada atenta de un fisgón incorregible. Pero el artista nos ofrece también espacios de silencio y de soledad que acogen retratos de individuos herméticos, ensimismados, suicidados por la sociedad.


Lector  (2004, temple sobre madera, 60 × 80 cm,  serie Monocromáticos)
Lector
(2004, temple sobre madera, 60 × 80 cm,  serie Monocromáticos) 


Caminante  (2004, temple sobre tela, 160 × 200 cm, serie Monocromáticos)
Caminante
(2004, temple sobre tela, 160 × 200 cm, serie Monocromáticos)


Escultor  (2004, temple sobre madera, 60 × 80 cm, serie Monocromáticos)
Escultor
(2004, temple sobre madera, 60 × 80 cm, serie Monocromáticos)

Como en la vida misma, todo en la pintura de Rébora es inconcluso: nada empieza ni nada termina. Y he ahí la paradoja: intentar narrar y representar lo inenarrable e irrepresentable. En cualquier caso, pintura. Planos, miradas lejanas y cercanas, superficies cuyas líneas de tensión nos obligan a detenernos en los planos inmediatos, o nos invitan a abismarnos en la profundidad de lo representado. Quien haga la prueba de seguir la propuesta se encontrará, de súbito, envuelto en un ir y venir incesante en que cada cosa o personaje remite a otra cosa. Es decir, sentirá que a pesar de la metamorfosis el todo está en cada parte; nosotros incluidos.


Jorge Juanes[1]


Árbol   (2004, temple sobre tela, 160 × 160 cm, serie Monocromáticos)
Árbol
(2004, temple sobre tela, 160 × 160 cm, serie Monocromáticos)





[1] “Público/Privado”, en Roberto Rébora, Materia y discurso de fe / Matter and Discourse of Faith, p. 177.

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