Trampolín
(1993, monotipo, 40 × 50 cm, serie La Niña Precoz)
La
niña precoz y el círculo
Marco Perilli
La niña: En fin,
¿no vas a detenerte un momento?
El círculo: Danzo
alrededor de tu cabeza.
La niña: Me haces
mal.
El círculo: Yo no
siento nada.
La niña: Baja y
hablaremos.
El círculo: Qué
bonito culo tienes...
La niña: ¡Cállate,
no digas cochinadas! Mira nada más adónde has llegado.
El círculo: He
nombrado la belleza.
La niña: También
dijiste otra palabra.
El círculo: Dije
que tienes un culo bonito.
La niña: ¡Cállate!
El círculo: La
belleza no cambia para nada de opinión.
La niña: ¿Cómo?
El círculo: Un
buen culo es un buen culo cada vez que lo dices.
La niña: ¡Cállate!
El círculo: Tú no
aguantas la belleza.
La niña: Lo que no
aguanto son las malas palabras.
El círculo:
Entonces, oyes las malas palabras y no miras lo que dicen.
La niña: No te
entiendo...
El círculo: ...
La niña: ¡Detente!
El círculo: ...
La niña: ¿No ves
que me haces perder el equilibrio?
El círculo: Desde
que vivía en las cuevas me salían con ese cuento.
La niña: ¿Vivías
en las cuevas?
El círculo: Tú
también.
La niña: ¿Yo?
El círculo: Todo.
La niña: ¿Te han
dicho que tu fantasía no tiene límites?
El círculo: Oh,
jamás imagino lo que soy.
La niña: Dices
cosas tan chistosas, que a veces pienso que ni siquiera recuerdas quién eres.
El círculo: Estoy
muy consciente de mí mismo desde los tiempos de aquel pastorcillo florentino.*
La niña: ¿También
jugabas con él?
El círculo: Nunca
he jugado con nadie, son los otros los que vienen a buscarme.
La niña: Sin
embargo, te diviertes.
El círculo: Me
divierto al ver que los otros se divierten.
La niña: Entonces,
nunca juegas a solas...
El círculo: ...
La niña: ¡Quieto!
El círculo: Cuando
seas grande, seré tus tetas.
La niña: ¿Me lo
prometes?
El círculo: Como
un equilibrista en el perfil del sueño.
La niña: Hagamos
de cuenta que estamos en un cuadro.
El círculo: ¡Cuidado,
el color mancha!
La niña: No me
digas que tampoco te gusta jugar al pintor y a la modelo...
El círculo: No me
gusta fingir.
La niña: Es sólo
un modo de decirlo.
El círculo: Yo lo
digo sin preocuparme de los modos.
La niña: Lo mismo
me pregunto yo.
El círculo: Yo
jamás me hago preguntas.
La niña: ¡Uf, la
traes conmigo!
El círculo: ...
La niña: ¡Ay, me
pellizcaste una espinilla!
El círculo: Te
pellizqué a ti, no a la espinilla.
La niña: Sí, pero
sobre la espinilla.
El círculo: Eres
tú incluso donde no quieres serlo.
La niña: Me está
ardiendo.
El círculo: La
verdad hace daño.
La niña: Sólo
quería jugar a que yo era el pintor y tú la modelo.
El círculo: Cuando
juego a algo en particular, acabo siempre peleando.
La niña: ¿Por qué?
El círculo: Me
gusta mucho divertirme para tener la ilusión de que el juego tiene un nombre.
La niña: Pero sin
reglas no se puede jugar.
El círculo: Eso
dices tú.
La niña: ¡Quieto!
¡Así no se vale!
El círculo: ...
La niña: Necesito
romper algo.
El círculo: Hazlo.
La niña: Pero
antes tengo que encontrarlo.
El círculo: En
cuanto lo encuentres, se te olvidará lo que querías hacer.
La niña: Quien
busca, encuentra.
El círculo: ...
La niña: ¿Me estás
tomando el pelo?
El círculo: De
seguro que para eso ninguna necesidad tienes de mi ayuda.
La niña: Si la
traes conmigo, yo también puedo... ¿Cómo le hiciste?
El círculo: Cuando
Dios creó el mundo, no tenía otra alternativa.
La niña: No veo la
relación.
El círculo: La
integridad.
La niña: ...Yo
también quiero probar.
El círculo: No se
aprende probando.
La niña: Entonces,
¿de qué modo?
El círculo: Siguiendo
el curso del sol.
La niña: Y a ti,
¿quién te lo enseñó?
El círculo: El
tiempo.
La niña: Tú
siempre con palabras de gente grande... Yo soy joven, tengo ánimos, muchos
amigos, y sé volar...
El círculo: Con
semejantes ganas de correr, todos ustedes acabarán desnucados.
La niña: Ya me
verás.
El círculo: ...
La niña: ¡No se
vale!
El círculo: ...
La niña: Lo habría
hecho si no te hubieras apartado.
El círculo: Jamás
me he apartado de mi centro.
La niña: Basta, me
mareas.
El círculo: Es un
día de luz espléndida.
La niña: Bájale.
El círculo: Cuando
estoy encima de ti me llamas y cuando te veo chiquita me corres.
La niña: ¡Ven acá!
El círculo: No hay
que dar órdenes con esa voz.
La niña: ¡Lárgate!
El círculo: Si
gritas, no puedo oírte.
La niña: ¡Se
acabó! Contigo no se puede jugar, no tienes cerebro, no respetas los pactos...
Es más, ni siquiera los comprendes, estás vacío... ¡Culo, culo, culo!
El círculo: ¡Muy
bien!
La niña: ¡Culo,
culo, culo! Pero ¿quién te crees que eres?
El círculo: Yo no
creo nada, me conformo con que me agarren como cosa de juego, y con eso tengo
para conservarme sano. He visto el desfile de los siglos, me he puesto los
trajes de todas las épocas, pero mi cuerpo ha permanecido intacto.
La niña: ¿Cómo le
has hecho?
El círculo: No he
tenido miedo de mí mismo.
La niña: ...
El círculo: ¿Seguimos
jugando?
La niña: Primero
dime tu nombre...
El círculo: No, no
tengo nombre. Soy una niña precoz.
___
* Giotto
Marco Perilli, “La
niña precoz y el círculo”, trad. del italiano: Guillermo Fernández, en Roberto
Rébora, La Niña Precoz / Monotipos 1993, México, Museo de la Ciudad de
Guadalajara-Zona / Espacio para Artistas-Universidad de Guadalajara-American
Express, 1993.